Los nombres «rana» y «sapo» se referían en un principio a los dos tipos de anuros que aparecen en la Península Ibérica: las ranas típicas (las del género Rana), y los sapos típicos (los del género Bufo); pero en la actualidad se usan para otros grupos de forma indiscriminada y arbitraria. «Rana» suele referirse a las especies más gráciles, de piel húmeda y lisa, buenas saltadoras, y de hábitos trepadores o acuáticos. «Sapo» hace referencia a las especies de piel más seca y rugosa, más robustas, marchadoras, menos ágiles y que suelen habitar en el suelo húmedo excavando galerías. Por tanto, esta distinción entre ranas y sapos no es una discriminación que tenga validez taxonómica.4
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